viernes, 5 de abril de 2013

Stuart Pearce desde los 11 metros

Stuart Pearce // Foto: Daily Mail

Hoy volvemos a echar la vista atrás hacia la Euro 96 para hablar esta vez del gol de la semana. El de Stuart Pearce ante España en la tanda de penaltis de los cuartos de final.

Por lo general, nunca se suelen destacar los goles anotados en tandas de penalti a no ser que se lancen a lo panenka  o sean decisivos. Éste no fue decisivo, no al menos para la competición. Fue un penalti más de los cuatro que transformó Inglaterra aquella tarde de verano. Tampoco fue un gol bonito, sólo fue un disparo más que Zubizarreta no llegó a atajar.

Para entender el gol, y el porqué es el gol de la semana en Remate de Cabeza hay que viajar un poco más hacía atrás en el tiempo. Al mundial de Italia 90.

4 de Julio de 1990. Estadio “Delle Alpi”. Alemania Occidental e Inglaterra han empatado a uno en las semifinales del mundial. La selección que se vería las caras frente a Argentina en la final de Roma se decidiría en la tanda de penaltis. La serie estaba empatada a tres tantos cuando llegó el turno de nuestro protagonista de hoy.

Stuart recogió la pelota, la plantó en el punto de penalti corrió con la mirada puesta en el esférico, lo golpeó y el guardameta lo paró. Alemania marcaría el siguiente penalti, y el inglés Waddle volvería a fallar. Los ingleses se quedaban así a las puertas de la final. Stuart Pearce se sabía culpable y junto con Chris Waddle pasó a la historia de los penaltis fallados más celebres del football inglés.

Es por eso que tras la prórroga en el partido de la Eurocopa de 1996 frente a España, resonaron las palabras de Stuart entre sus compañeros: “I’m third one” (yo tiro el tercero).  Valiente y seguro se dirigió hacía el punto fatídico mientras a más de un seguidor inglés le subiría la tensión recordando aquella noche turinesa de 1990.

Plantó la pelota y se volvió para coger carrerilla. Se giró y puso rumbo hacía el balón, lo golpeo fuerte. Éste salió mucho más ajustado al palo que el disparo ante Alemania. Zubizarreta no logró llegar al esférico y Stuart, tras unos segundos sin hacer nada, se volvió hacia Wembley, hacia la catedral del football mundial y celebró aquel gol con rabia, con violencia, con emoción... Se había enfrentado a sus temores y los había vencido. Habría quedado marcado en caso de fallar aquel lanzamiento pero el defensor inglés mostró un valor y una personalidad atronadora al tomar la decisión y ejecutar la pena máxima. Inglaterra, venció a España y se volvió a ver las caras frente a Alemania en unas semifinales, y de nuevo se decidió el pase a la final en la tanda de penaltis. Y aunque Alemania apartaría de nuevo a Inglaterra de la final, Stuart Pearce volvió a lanzar y esta vez no falló.